lunes, 22 de diciembre de 2014

Acerca de...Nana Luna en la radio


Me siento muy honrada de poder compartir con ustedes la agradable noticia de que la estación de radio local en Seattle "El Rey 1360 am", transmitirá a partir de hoy Lunes 22 de Diciembre y hasta el domingo 28, siete de los ocho cuentos que conforman mi libro para niñ@s:
 Los cuentos para soñar de mi Nana Luna.

Estas historias fueron amorosamente narradas por mí y grabadas exclusivamente para esta transmisión diaria que se denomina: Nuestros niños de siempre y que es un esfuerzo conjunto entre la estación de radio y el Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, junto con su productora Claudia Cárdenas y el director de la estación Lic. Jorge Madrazo.
Esta estación de radio ha abierto un amable espacio para que los escritores del grupo Seattle Escribe podamos exponer nuestro trabajo para el público.

Comparto con ustedes la liga a la estación para que puedan hacer el favor de acompañarme en  esta hermosa aventura radiofónica.



miércoles, 17 de diciembre de 2014

Acerca de... Mi primera entrevista de radio



Hace algunas semanas recibí una llamada de parte de 4Culture en la que me notificaron que sería entrevistada por la más respetada reportera de cultura de la ciudad para hablar acerca de mi participación en el programa de poesía urbana Poetry on Buses. Marcie Sillman me dió cita en una parada de autobús del barrio de Queen Anne y ahí entre el frío de la mañana, el paso de los autobuses y de los peatones, me pidió que le narrara mi experiencia. He aquí el resultado de mi primera entrevista radiofónica para KUOW Seattle

http://kuow.org/post/metro-buses-transport-poems-people

domingo, 7 de diciembre de 2014

Acerca de... Semillas de amor







La otra noche, mientras hablaba por teléfono con mi madre que está en México, ella me dijo que mi hermano mayor lleva varias semanas enviando cupones a un concurso en el que ofrecen como primer premio una casa. Me dijo que cuando platicaron acerca de lo que harían si se ganaran el premio, mi hermano le dijo: "si me gano la casa, se la voy a regalar a mi hermana Nora porque ella no tiene una casa donde vivir cuando nos visita aquí". Mamá le preguntó si no era una mejor idea que ellos dos vivieran en esa casa y mi hermano le contestó terminantemente que no, que esa casa, si acaso se la ganaban tenía que ser para mí.
Cuando escuché las palabras de mi madre, mi corazón sintió una chispa de alegría y pensé: "que rápido germinan las semillas del amor, la amabilidad y la compasión".


Mi hermano mayor tiene 44 años. Mi hermano mayor será siempre responsabilidad de quienes lo amamos. Mi hermano mayor sufre de discapacidad intelectual.

Vivir la mayor parte de mi vida y crecer con él no fue cosa fácil. Nadie en casa tenía las herramientas o el conocimiento necesarios para saber cómo sobrellevar todos los aspectos negativos de la discapacidad y si bien, cuando éramos niños nuestra relación era más o menos armoniosa, al llegar la adolescencia todo se complicó. Yo amaba a mi hermano, lo he amado siempre, sin embargo muchos factores internos y externos, hicieron que me separara emocionalmente de él. Sentía mucha vergüenza cuando por sus acciones, sus palabras o simplemente por ser distinto, otras personas se burlaban de él o de mí por ser su hermana, sentía rechazo hacia él cuando, actuando sin pensar en las consecuencias, me metía en problemas con mis compañeras de la escuela o con mis amigos. Tenía mucho miedo de él cuando pasaba por episodios violentos o psicóticos y no soportaba sus manías ni sus comportamientos y sus hábitos obsesivos compulsivos. La idea de que en algún momento de la vida mi hermano tendría que convertirse en mi responsabilidad y quedar bajo mi cuidado me atormentaba y me frustraba de tal manera que yo manifestaba mi enojo y mi desacuerdo rechazándolo a él y desconectándome emocionalmente de todo lo que tuviera que ver con él. Mi hermano mayor nunca dejó de quererme, pero el rechazo y la incomprensión dieron fruto y puedo decir que hubo un momento en el que ni siquiera teníamos una relación de hermanos.
Un día todo cambió. Un día, la vida nos dió una enorme lección y todo cambió. Un día, la desgracia tocó a la puerta de mi familia y en medio de circunstancias tristísimas mi madre tuvo que ausentarse y mi hermano quedó temporalmente desamparado. Cuando la vida nos puso en las manos la responsabilidad de hacernos cargo de él, se echó a andar en el universo un proceso de aprendizaje que transformaría la desgracia que vivíamos como familia en una lección de amor.
Todo esto ocurrió cuando yo ya había adquirido cierta madurez y ciertos conocimientos acerca de cómo funcionan las personas con discapacidad intelectual, todo esto ocurrió también después de un largo trabajo interior durante el cual hice las paces con la idea de que efectivamente, en algún punto del camino nos tocaría la responsabilidad de ver por él y por su bienestar. Esas ideas ya estaban en mi cabeza pero aún no había aplicado nada de lo que en teoría había aprendido. En aquel periodo triste, pasé tres meses con mi hermano. Lo primero que tocó mi corazón fue descubrir su dolor, su desamparo y su percepción de las cosas. Un día lo encontré llorando. Las palabras que me dijo sacudieron algo dentro de mí muy profundamente. A partir de ese día decidí que aplicaría con él todo lo que había aprendido y que aunque en el futuro no estuviésemos juntos físicamente, lo apoyaría de manera emocional y haría lo posible por ayudar a hacerlo sentir feliz, aceptado, amado.
Encontré nuevas formas de comunicación e interacción con él, lo apoyé en todo lo que pude, tuvimos largas, larguísimas conversaciones en las que yo le daba tiempo y pausas de acuerdo a su nivel de comunicación para que pudiera expresar lo que sentía y poco a poco me fui ganando su confianza. Al mísmo tiempo, dentro de mí se gestaron sentimientos de empatía y compasión hacia él. Aprendí a ser más paciente, a entenderlo mejor. Mi mayor preocupación era que se sintiera amado y seguro. Fue un año muy largo en el que sin saber lo que estaba haciendo, sembré semillas de amor. 
Durante ese proceso hice las paces con la realidad y comprendí que efectivamente, algún día mi hermano quedaría a cargo o bajo el cuidado y supervisión de quienes lo amamos y si bien la idea no es mi favorita, si comprendo ahora que hay muchas maneras y opciones para llevar a cabo esa labor.

Desde ese entonces y hasta el día de hoy en que nuestras vidas han vuelto a la normalidad y mi madre y mi hermano están juntos otra vez, muchas cosas han cambiado para bien. 
Mi hermano no me perdona una llamada telefónica a la semana de al menos media hora, para contarme cualquier cosa por la que esté pasando o cualquier cosa en la que esté pensando. Hablamos y nos hacemos chistes mutuamente, se muere de la risa cuando platico con él y me llama con mi nombre en diminutivo. Cuando visito México no hay persona más gozosa y más feliz que mi hermano, quien cuenta los días que faltan para mi siguiente viaje y hace mil planes para pasar conmigo todo el tiempo que nos sea posible.

El pasado no se puede recuperar ni arreglar pero el presente es nuestro y podemos hacer de él una hermosa experiencia.

Yo amo mucho a mi hermano mayor y mi hermano mayor me ama tanto que quiere ganarse una casa para regalármela.





Les dejo este video que me encontré y que me conmovió mucho. 

http://www.upsocl.com/inspiracion/tienes-que-escuchar-lo-que-dice-esta-pequena-nina-sobre-su-hermano-con-sindrome-de-down/